Ese tacto celestial que me hace vibrar,
el tacto de esas manos...tus manos.
Aquella piel gruesa y suave
y la forma en que marcas caminos en mi piel...
Todo eso y hasta tú mismo no pueden ser reales.
Y cuando me tocas vuelo,
cuanto te siento ya no existe un yo
ni un tú, sólo un eterno nosotros.
Tus dedos caen lentamente en mí,
caminan indecisos por un terreno
de nieve y relieves.
Llegan hasta las largas hebras de mi cabeza
y se enredan cariñosamente.
Se enredan y se pierden...
Juegan y revolotean entre mis pensamientos.
Entonces, cuando me tocas vuelo,
cuando me besas me pierdo.
No existo sin tu tacto ni tus besos
y tú no eres real sin mi piel ni mis labios.
Con aquellas manos -tus manos- en mi cintura,
con tu boca en la mía,
mis manos en tu cuello
y nuestros ojos más allá, en el universo...
ambos caemos en el infinito
nos perdemos juntos para siempre.
Loco...