jueves, 22 de enero de 2009

Hadas Negras

Ella caminaba pausada, tranquila.
No quería correr, sólo quería sentirse bien.
Llegaría tarde, a dónde? quién sabe..."y qué?", se decía a sí misma. El mundo podía esperar.
Iba descalza, le gustaba.
Su objetivo? Ser libre.
Solía soñar con hadas negras de alas multicolores. Hadas que la acosaban, como ahora.
Su nombre? Una triste ironía rodeada de hadas. Nunca le gustó.
Su madre? Una esclava, una sirvienta, sólo un objeto olvidado por el mundo. Su único soporte hasta que aquella peste la lanzó sin misericordia a una fosa común.
Recuerdos que son voces, pies descalzos, piso húmedo que es como aleteo de hadas.
Un mundo a su alrededor, una nada debajo de su corazón y debajo de sus pies...un aleteo.
Cabellos que danzan..."desearía no tener cabello", piensa ella, "quisiera sentir el viento penetrar mi cabeza, mis entrañas"
Hadas Negras que revolotean a su alrededor, que arañan, que acosan, que saborean.
Entonces, ella desciende, desciende aún más y más. Abismos idiotas que la succionan.
"Así que este es el fin", pensó ella.
"Sí", le dijo una voz siniestra al oído, "junto a nosotras nunca más estarás sola"
"Hadas Negras", susurró ella, "Alas multicolores, me marean"
De pronto, su intuición la hizo detenerse.
"Esto no está nada bien...no puede ser el fin", dijo. Retrocedió sobre sus pasos con dificultad. Las Hadas Negras la tiraban hacia el abismo. Lanzaba gritos al vacío y su voz se confundía entre los aleteos y alaridos eufóricos de los pequeños y oscuros seres.
La desesperación la hacía llorar y toda su pobre vida pasaba antes sus ojos...Las lágrimas se escurrían por sus mejillas sin parar. Había, por fin, llegado el término de su existencia?
Algo imperceptible para ella empezó a ocurrir, de repente.
Las Hadas desaparecieron, ella seguía luchando, pero ya no hacía falta.
Vió un resplandor a través de sus ojos empañados...Caminó hacia él...
Entonces, todo el sufrimiento desapareció. Se vió a ella misma caminando hacía el abismo, pero ya no sentía el roce de sus pies contra el suelo. "Qué sucede?...Qué me sucede?"
Miró su piel: Era oscura, muy distinta a su habitual tono paliducho.
Tocó su espalda: Unas membranas de muchos colores le rozaban la nuca, las recorrió de arriba hacia abajo.
No cabía duda alguna de su transformación. Vió a su alrededor y observó a esos seres, antes acosadores y maliciosos, ahora sonrientes y alegres, empujando su cuerpo a ese abismo vacío y se unió a ellos lanzando eufóricos alaridos.

by ZuehhBell